Paseos de un aprendiz de montañero (esta vez con uno que sabe)

Enero 2019 - Travesía del Cerro de los Huertos

Ante todo tengo que advertir a mi hipotético lector que casi siempre escribo estos torpes reports en clave de humor y metiéndome con todo el mundo (excepto con Su Majestad). Esta vez no iba a ser menos a pesar de haber ido con un auténtico profesional de la montaña, del cual solo puedo mostrar mi agradecimiento por su buen hacer y algo de resentimiento por el dineral, bien merecido, que le pagué...:)

Bueno, pues como alguno sabe ando con un proyecto en mente para el que voy poco a poco haciendo pequeñas etapas de preparación. Una de las más importantes era que alguien que no me odiara pudiera examinarme de la asignatura de alpinismo y ese "alguien" ha sido Josito guía de montaña. El lugar elegido ha sido la travesía del Cerro de los Huertos y esto es más o menos lo que pasó...

Llegamos a la Plataforma de Gredos ya anochecido y a las siete de la tarde salimos iluminados por las frontales con destino al refugio Elola. Perdón, al refugio Laguna Grande. Bastante hielo por el camino y mi guía en vez de cuidar del anciano decrépito que soy, me decía venga, venga.
Con una charla muy amena llegamos en un pis-pas a la laguna que tendríamos que atravesar más o menos como hizo Jesucristo en el Mar de Galilea pero sobre una, esperemos, gran capa helada.
En este momento me acuerdo de un cobarde amigo que salió huyendo hace años en este mismo lugar. Menos mal que ahora voy con un profesional. ¿Josito, sabes nadar?... bufff.
A mitad de travesía oimos (los dos) un ruido sordo y grave a nuestra derecha y nos quedamos un poco así así. Poco después oigo otro crujido bajo mis piés (crampones) y como hiciera aquel supuesto amigo aprieto el paso.

Poco después llegamos al refugio donde nos esperan para cenar. Volver a este lugar es como volver a casa, solo que sabiendo que no voy a dormir. Tras una opípara cena y mejor charla nos vamos Josito y un servidor al dormitorio a pasar la noche (que no a dormir).
Por la mañana, desayuno "elolero". Perdón, "lagunagrandero", nos ponemos los achiperres y salimos decididamente a la conquista de blancas e inexploradas cumbres.
El sol va iluminando el cuchillar al que nos dirigimos.
Poco a poco vamos bordeando el cuchillar y nos situamos bajo una canal de acceso al Cerro de los Huertos.
Josito va preparando las cosas y, como si lo hubiera hecho toda la vida, comienza la ascensión del corto corredor.
A nuestra derecha vemos, al fondo, el Cabeza Nevada y por debajo, totalmente a la derecha de la imagen, el Risco Negro.
El jefe sube, me asegura y emprendo una disfrutona subida: Hay que decir que en todo momento la nieve se ha encontrado en perfectísimas condiciones.
Llego a una especie de antecumbre y trepamos a la cumbre del Cerro de los Huertos.
Selfie de cumbre con mi piolet asomando tipo "Psicosis"
Ahora destrepamos y comienza realmente la travesía con los subi-bajas. Se puede apreciar que el Circo está escasito de nieve pero justa para disfrutar de ella.
Agotado mi guía por mi potencia y velocidad, decide hacer un alto para reponer fuerzas. Yo le observo compasivamente. A partir de este mometo procuraré ir más despacio.
De esta guisa seguimos camino. Al fondo la señora de Gredos: Galana, con bastante nieve.
Abajo, mi guía practicando unos nudos que le enseñé...
En este punto comenzamos la actividad que menos me gustó de la jornada: los descuelgues. Eso de que le bajen a uno... no es lo mismo que bajar uno solo, pero en fin, si ha de ser que sea.
Por delante Rico Moreno, que bordearíamos, y Ameal de Pablo al fondo.
Ahora llegamos a los rápeles, donde Josito me deja todo perfectamente preparado y baja delante por si ha de salir corriendo.
Este alpinista de élite (yo) desciende con la gracia y soltura que le caracteriza de forma que, impresionado, Josito me fotografía para la posteridad.

Bajo el rápel llegamos junto al collado de Punta Esperanza donde recuerdo los momentos de gloria pasados con el ahora guía Jorge III (Jorge Valle guia).
Menuda silueta tiene el Moreno...
Bordeamos el Risco Moreno hasta el Collado de Ameal donde invito a mi guía a subirlo pero (aunque no lo manifiesta, creo que está agotado) declina la invitación.
A todo esto, obsérvese la cara de desagrado de quien esto escribe, junto con el cuchillo asesino (no podía deslizar el piolet entre espalda y mochila).
El famoso alpinista observando Punta Esperanza y por detrás el Cerro de los Huertos.
Después bordeamos Ameal buscando la Canal de los Geógrafos donde emprendimos regreso al refugio motivados por el olorcillo de la cocina.
Un buen plato de macarrones, unos viriles abrazos de despedida y emprendemos regreso a través de la helada laguna hacia el coche.
Josito, muchas gracias por tu dedicación, buen rollo y por haber aguantado a este pelma. Cuando me reponga del sablazo contaré de nuevo contigo.
Al hipotético lector otro abrazo.
Track de la actividad