Paseos de unos aprendices de montañero

Agosto 2018 - Canal de las Berroqueras y Gran Galayo

Los Galayos tienen algo extremadamente especial para quien esto escribe: Noches de ilusión y días de triunfos o fracasos, siempre con entusiasmo. Daba igual, estaba en los Galayos y sobre todo, estaba acompañado de mi gran amigo y compañero de cordada Miguel Ángel "el Lapa".

El uno de Noviembre de 1976 sobre una gran capa de nieve helada que lo cubría todo (no había calentamiento) perdí el equilibrio y bajé rodando la Canal del Pequeño Galayo hasta que milagrosamente ¿? me paré mientras, sin saberlo, mi padre fallecía en Madrid. En otra ocasión, más adelante, permanecí colgado durante día y medio del Torreón por una imprudente escalada en solitario... Así podría seguir con decenas de anécdotas que seguramente solo me importan a mi...

Nunca había entrado por la puerta trasera del Galayar y hace demasiados años que me apetecía descubrir este otro universo hasta que en este verano, tras aburrirme de hacer trepadas solitarias, bonitas pero demasiado parecidas, por el Guadarrama, me he decidido a madrugar de verdad y presentarme en la Plataforma del Nogal del Barranco con la idea de subir por la Canal de las Berroqueras hasta el Espaldar...

Con mochila algo más pesada de lo que mis viejos huesos consideran correcto, comienzo con optimismo el camino. Por delante ya se adivina el hueco de la canal por la que pretendo subir.
Al poco de pasar la fuente Macario, de la que sale un triste chorrito de agua, un hito marca lo que iba a ser una casi continua trepada, no siempre fácil.
En esta curva comienzo a seguir los hitos que en la primera parte iban a facilitar el camino, aunque desde el principio las manos pasaron a trabajar tanto como los pies.
Lúgubre sí que parece la susodicha...
 
Al poco aparece el primer y quizá mayor obstáculo, la zona del Gran Resalte, que debe sortearse por la izquierda, eso sí, siguiendo el instinto porque lo que son hitos, no hay ni medio.
El último paso del obstáculo.
Por la derecha queda un buen agujero. Mejor no pensar en este paso estando mojado.
La canal tomada hacia atrás. Sin la referencia de algún ser vivo no dice absolutamente nada pero ya llevaba un buen trecho.
Quedaba algún otro paso delicado aunque menos que el anterior.
Y al poco se suaviza la pendiente y aparece el collado o portilla de las Berroqueras, dejando de usar para progresar tanto o más las manos que los pies.
El Risco del Tupé aparece realmente majestuoso por su cara oeste y norte.
Hacia abajo la canal recién subida.
No podían faltar las señoras del lugar
Siguiendo claros hitos se sigue cómodamente por la cuerda.
¡Espectaculares!
A mi paso por cada portilla aprovecho para echar un vistazo. Algunas parecen impracticables sin nieve.
No se si me equivoco (probablemente) pero diría que estos escaladores están en la cumbre de la Aguja Negra.
Desde la Canal de la Aguja Negra se visualiza por debajo la cumbre del Torreón.
Mire a donde mire es espectacular.
La cumbre del Torreón y la instalación de rápel. Qué diferencia con la barra de hierro metida en un agujero desde la que antiguamente bajábamos.
Siguiendo los hitos me pongo fácilmente en la cumbre de la Punta de Don Servando. Ya sé que feo, pero pintoresco.
Desde aquí observo el Gran Galayo que me tienta tremendamente pero el recuerdo de un trocito en particular de la bajada no me apasiona en absoluto.
El Peñón del Mediodía y el Puerto del Peón.
Aquí el camino que sube al Puerto del Peón.
Me voy acercando a la Portilla del Pequeño Galayo y ya se observa la vira sobre la que transcurre la Senda Palomo.
La inhóspita Canal Reseca.

Cerca del punto de destrepe del Pequeño Galayo se ven dos montañeros.

En la Portilla coincidí con un grupo que había subido por la Reseca y otro que venía del Victory. Todos ellos se se preparaban para trepar al Gran Galayo y muy amablemente se ofrecieron a que me uniera. El recuerdo del puntito en particular de la bajada que me tuvo un buen rato decidiéndome a bajarlo me hace agradecerles de corazón su ofrecimiento pero puede más mi cobardía.

Al poco de comenzar el grupo la ascensión llega Jonatan y ¿?, dos montañeros vascos que también se ofrecen a que les acompañe aduciendo que tienen una cuerda de 30 m que sumada a la mía, hacen 60 con lo que en caso de "yuyu" posibilitan otro tipo de bajada. No se si por la cuerda o por lo de los vascos me animo y en un periquete trepamos muy gozosamente hasta las cumbres de Gran Galayo.

Foto de cumbre. Los dos vascos son los de la izquierda y el del centro, de rojo, sería mi Ángel de la Guarda durante el descenso.
Radiante, el Paco en la cumbre. Seguro que mi traidor compañero habitual y vasco de pacotilla se pone rojo de envidia. ¡Ojala le salgan hemorroides!
Como buen sábado había gente escalando por todos los lados.
 
Comenzamos el descenso. Con tan buena compañía da gusto y no como la última vez...
Los dos vascos "de verdad"
 
Mientras, otros preparan el descenso del Torreón para dejar sitio a los que suben.
Después de unas cervecitas en el Victory me despido de mis acompañantes y emprendo regreso.
 
Los galayos son únicos. La imagen inferior es solamente para escarnio de un vasco que yo me se.
Sobran las palabras...
 
Al llegar a la fuente Macario hago otro alto para reponer algo de líquidos hasta mi definitiva rehidratación...
Aquí la rehidratación total. Ahora solo quedan 200 kms de vuelta :(
Un abrazo a ese de cada vez más hipotético lector.