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	La mayoría de nuestras salidas se componen de una ruta más o menos grandiosa 
	en la que a mitad de la jornada comemos lo que cada uno lleva e incluso, a 
	veces, compartimos las viandas. 
	Otras veces la ruta se compone principalmente de una comida en la que, para 
	hacer hambre, nos damos antes un paseo más o menos grandioso. 
	En esta ocasión Elena, Jose y un servidor nos dimos cita para comernos un 
	exquisito pollo asado en el Kiosko Torrero de Cantocochino. Ensalada, 
	patatas fritas con pimientos gigantes, un pollo y medio, una botella de 
	Ribera del Duero, cafés... Todo ello precedido de aperitivos para abrir el 
	apetito. 
	Por cierto, que casi se me olvida, antes de la comida nos dimos una vuelta 
	por el Laberinto de la Pedriza y una gloriosa subida a una peña, además de 
	un descubrimiento fantástico por la zona... |